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Cómo los padres pueden apoyar la salud mental de sus hijos en la escuela

El bienestar emocional de los niños y adolescentes es fundamental para su desarrollo y éxito en la vida. Si bien los padres desempeñan un papel clave en la protección y defensa de la salud mental de sus hijos, muchos no saben cómo actuar cuando surgen dificultades. A veces, reconocer los problemas emocionales y ofrecer el apoyo adecuado no es sencillo, pero existen maneras en las que los padres pueden intervenir de forma efectiva para garantizar que sus hijos reciban la ayuda que necesitan, tanto en casa como en la escuela.

El rol de los padres

Defender la salud mental de un hijo implica estar atento a las señales de alarma y saber cuándo y cómo actuar. En algunos casos, esto significa trabajar en conjunto con la escuela para ofrecer el apoyo necesario luego de un diagnóstico clínico. En otros, puede ser tan sencillo como notar que el niño está pasando por un momento difícil y ayudarlo a superar los obstáculos emocionales que enfrenta.

Es vital que los padres aprendan a identificar las señales tempranas de problemas emocionales y psicológicos, para que puedan actuar rápidamente. Si bien es normal que los niños de vez en cuando no quieran ir a la escuela o se sientan desmotivados, es importante diferenciar esos episodios ocasionales de los patrones repetitivos que podrían indicar un problema más profundo.

Señales de que tu hijo podría necesitar apoyo emocional

Resistencia a ir a la escuela: El rechazo frecuente a asistir o buscar excusas podría reflejar ansiedad o miedo.
Descenso en el rendimiento académico: Un cambio repentino en las calificaciones puede indicar dificultades emocionales o de concentración.
Aislamiento social: Retirarse de actividades y dejar de interactuar con amigos puede ser señal de ansiedad o depresión.
Desinterés o falta de motivación: La apatía ante actividades cotidianas, como la higiene personal, puede ser indicativa de un problema emocional.
Estallidos de ira o dificultad para organizarse: Arrebatos de ira o problemas para planificar las tareas diarias pueden ser síntomas de un trastorno emocional.

Ayudando a los adolescentes a manejar el estrés y la ansiedad

Los adolescentes pueden sentirse abrumados por las responsabilidades escolares y las expectativas sociales, especialmente en períodos críticos como el proceso de solicitud para la universidad. Es esencial priorizar las necesidades básicas, como un descanso adecuado y una buena alimentación, antes de centrarse en las tareas académicas y las actividades extracurriculares.

Expertos recomiendan que los adolescentes duerman entre 8 y 10 horas cada noche y tomen al menos tres comidas al día para cubrir sus necesidades energéticas. Una vez cubiertos estos aspectos, podrán enfocarse en definir sus prioridades.

Técnicas para reducir la ansiedad y el estrés

Los padres pueden implementar estrategias como técnicas de relajación y respiración para ayudar a sus hijos a calmarse. Enseñarles a desafiar pensamientos negativos y fomentar una mentalidad positiva son herramientas fundamentales para manejar las emociones.

Además, es importante equilibrar las expectativas académicas con la necesidad de tiempo libre y descanso, evitando sobrecargar a los adolescentes con presiones excesivas.

Recomendaciones para el ingreso a clases en niños de edad temprana y media

El ingreso de clase puede ser estresante tanto para los padres como para los hijos. Es fundamental abordarlo de manera natural para evitar transmitir preocupaciones. Karla Gutiérrez, psicóloga, recomienda:

Anticipar cambios de rutina: Preparar a los niños para el cambio de horario de forma sutil, fomentando la independencia sin generar presiones.
Preparar habilidades sociales: Ayudar a los niños a contestar asertivamente y a pedir ayuda si algo les incomoda en la escuela.
Establecer rutinas: Organizar horarios de clases, sueño y estudio, así como una alimentación saludable en horarios fijos.
Limitar el uso de dispositivos electrónicos: Reducir el tiempo frente a celulares, TV, videojuegos y tabletas para evitar distracciones y sobreestimulación.
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